Buen domingo,
La vida es compleja.
Eso es lo divertido.
Paul Graham, uno de los inversores más conocidos del mundo VC y fundador de Y Combinator, tuvo una hermosa época donde escribía ensayos.
Cada uno de ellos es una pepita de oro y de vez en cuando los releeo.
Son largos.
No son para las épocas que corren que todo tiene que ser rápido y breve.
Esta semana me encontré releyendo uno que se llama “Cómo hacer lo que amas” y lo traigo como el ejercicio para pensar de este cortito:
¿Cuánto se supone que debe gustarte lo que haces? A menos que sepas eso, no sabrás cuándo dejar de buscar.
Y si, como la mayoría de la gente, lo subestimas, tiendes a dejar de buscar demasiado pronto.
Terminarás haciendo algo elegido por tus padres, o por el deseo de ganar dinero o prestigio—o por pura inercia.
Hacer lo que amamos no significa vivir tirados en una playa. Por más que parezca atractivo, te aseguro que estar todos los días de tu vida panza arriba en la arena sin hacer nada se vuelve aburrido.
Los placeres “improductivos” cansan con el tiempo.
Pero el hecho es que si le preguntas a cualquier persona, casi todo el mundo va a preferir, en un momento dado, estar en la playa, o acostados viendo algo en su celular relajando, o comiendo al rico, que trabajando.
¿Por qué?
Porque no vivimos la vida que queremos, sino la que creímos que teníamos que vivir.
Asociamos el trabajo a dolor. No a placer.
Y como dijo Paul:
Con fuerzas tan poderosas desviándonos del camino, no es sorprendente que nos resulte tan difícil descubrir en qué nos gusta trabajar.
La mayoría de las personas son condenadas desde la infancia, al aceptar el axioma de que trabajo = dolor.
Los que escapan a esto son casi todos tentados a encallar por el prestigio o el dinero. ¿Cuántos, apenas, descubren algo en lo que aman trabajar? Unos cientos de miles, tal vez, de miles de millones.
Es difícil encontrar trabajo que ames; tiene que serlo, si tan pocos lo encuentran.
Así que no subestimes esta tarea. Y no te sientas mal si no lo has logrado. De hecho, si admites para ti mismo que estás descontento, estás un paso adelante de la mayoría de las personas, que aún están en negación.
¿Sientes que haces lo que amas?
Si la respuesta es no.
Es momento de cambiar el camino.
Y si no sabes por dónde empezar ni cómo avanzar, haz click aquí.
Esta semana me junté a tomar un café con un amigo y hablamos sobre la felicidad.
La felicidad sale de una ecuación donde juegan las expectativas y la realidad.
En el artículo, “El antídoto estoico contra la frustración: Marco Aurelio sobre cómo mantener la compostura mental y la ecuanimidad emocional cuando la gente te defrauda”, Maria Popova, nos dice:
La gran mayoría de nuestro sufrimiento mental, emocional y espiritual proviene de la violenta colisión entre nuestras expectativas y la realidad. Mientras nos desempolvamos entre los escombros, magullados e indignados, nos inflingimos aún más dolor con el esfuerzo de la asombrosa energía emocional de sentirnos indignados por cómo la realidad se atrevió a desafiar lo que le exigimos.
El remedio, por supuesto, no es doblegar la realidad de un universo imparcial a nuestra voluntad. El remedio es calibrar nuestras expectativas, un remedio que puede parecer demasiado pragmático para estar al alcance en el calor del momento de la colisión, pero también uno con profundos matices poéticos una vez que se pone en práctica.
Una persona en mi vida que siempre me pareció extremadamente sabia repetía “gestiona tus expectativas para lograr la felicidad infinita".
Con gestionar nuestras expectativas no estamos hablando de ser pesimistas, sino de tener presentes la realidad que nos rodea, entender nuestros pensamientos y lo que sucede a nuestro alrededor, estar preparados pero no expectantes.
Un hermoso ejemplo cinematográfico sobre las Expectativas vs Realidad nos lo da la película "500 Days of Summer” en esta escena de 2 minutos.
Estamos subiendo a nuestro canal de YouTube de a poco clases que he dado en el pasado y no estaban abiertas al público.
Ahora están disponibles para todos, de forma gratuita, para que puedas aprovechar y aplicar a tu negocio.
Son prácticas, de una hora aproximadamente cada una:
Aprovéchalas.
“Mejor hecho que perfecto.”
Nos vemos en el próximo cortito
Si te perdiste el episodio de la semana pasada haz click aquí.
❤️ ¿Alguien te reenvió este correo? Suscríbete gratis aquí.
