Buen domingo,
Vamos cortito y al pie.
Desde chicos, el sistema educativo nos enseña que todo en la vida es una calificación. Nos acostumbramos a pensar que tenemos que ser un "10" constantemente.
Esto nos impulsa a buscar la perfección, a pensar que si algo no es perfecto, no vale.
Perfecto es enemigo de lo posible.
Siempre vas a poder hacerlo un poco mejor. Siempre vas a poder darle una vuelta más.
El problema con esto es que esperar a que las cosas salgan perfectas solo retrasa lo más importante: la experiencia.
La búsqueda de la perfección, muchas veces, está atada al miedo. Miedo al fracaso, miedo a lo que los demás piensen, miedo a los resultados. Y eso es lo primero que tenemos que soltar.
Porque la experiencia es lo que realmente importa.
Hacer es lo que te permite recolectar datos, validar qué funciona y qué no, pero en el plano de lo real. No en la teoría, no en tu cabeza, sino en el mundo tangible.
Las ideas necesitan contrastarse con la realidad para que puedas ver si estás en el camino correcto (Y esto aplica tanto en la vida como en los negocios).
Si no te lanzás a la acción, nunca vas a tener la certeza de si lo que imaginás es viable o no. Esperar a que todo esté perfecto no solo te estanca, sino que también te priva de las lecciones que solo se aprenden haciendo.
Por eso, tanto en mi vida personal como en el día a día con mi equipo, una de las frases cabecera es: mejor hecho que perfecto.
El progreso, el verdadero avance, no viene de esperar a que todo esté impecable. Viene de animarse, de probar, de ajustar en el camino.
Cuando empecé a crear contenido, usaba la frase #AndaYHace.
Con el tiempo, eso se transformó en Pasa a la Acción, y hasta creé un Podcast para tener un espacio donde aportar valor sobre la importancia de accionar, de dejar de vivir en la mente para vivir en la experiencia real.
Reid Hoffman tiene una frase brillante:
"Si no te avergüenza la primera versión de tu producto, lanzaste tarde."
No se trata de hacerlo perfecto. Se trata de simplemente pasar a la acción.
Soltá el miedo y avanzá, porque eso es lo que realmente te va a llevar un paso más allá.
Nos enseñaron que hay una edad para todo. Que si querés aprender algo nuevo, tiene que ser cuando sos joven, porque después "ya es tarde".
Pero esa es una de las grandes mentiras que nos contamos.
La plasticidad neuronal es la capacidad del cerebro de aprender y adaptarse toda la vida. No importa si tenés 20 o 60 años: tu cerebro puede cambiar, crear nuevas conexiones y crecer con cada experiencia. Es como un músculo, cuanto más lo usás, más fuerte se vuelve.
La clave es seguir desafiándolo. Y la mejor forma de hacerlo es accionando, no esperando de forma pasiva. Porque cada vez que aprendés algo nuevo, salís de la zona de confort o simplemente hacés algo distinto, tu cerebro se reconfigura.
En línea con el punto anterior de este cortito, lo que pasa es que muchas veces nos quedamos atrapados en la idea de que primero tenemos que ser perfectos para empezar. Pero la verdad es que no se trata de perfección, se trata de hacer.
Acá te dejo algunos hacks para que pongas en práctica hoy mismo y entrenes esa plasticidad neuronal:
Cómo pensamos, qué vemos frente a nosotros y cómo resolvemos lo que se nos presenta, todo está condicionado por las preguntas que elegimos hacernos.
Vivimos en una constante carrera hacia el próximo hito, la próxima meta, el siguiente nivel. En este contexto frenar para pensar qué es lo más importante para tu negocio o cómo se ve la vida que querés vivir es fundamental.
Si no desafiamos nuestros pensamientos con preguntas que rompan la rutina, nos quedamos atrapados en las mismas respuestas, en los mismos sistemas que ya conocemos y que, probablemente, ya no nos llevan a donde queremos llegar.
La vida que tenemos hacia adelante depende de cómo estamos pensando.
El video de Youtube de esta semana es una clase de maestria que dí hace unas semanas para mis clientes de Mastery Haus.
Ahora vos también podes verla en mi canal de Youtube.
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Robin Sharma
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